Inmaculada Baeza Climent ofrece en su pregón un repaso por la historia de las fiestas de El Campello desde su nacimiento, con recuerdo emocionado a su epicentro: la Plaza de la Iglesia
El suyo ha sido un pregón en el que ha introducido todos los ingredientes para mantener la atención del público (que abarrotaba la Plaza de la Iglesia) desde el minuto uno. Inmaculada Baeza Climent, “La Casimira”, ha cumplido con su papel de dar inicio oficial a las fiestas patronales de El Campello con una intervención plagada de recuerdos, de vivencias personales, de citas de personajes y comercios que se mantienen en la memoria colectiva, y, sobre todo, de la pasión por las tradiciones con la que todos la identifican.
El pregón, leído como siempre desde el balcón de la casa del párroco que recae a la plaza, ha congregado a cargos festeros, autoridades y cientos de personas que sabían, de antemano, que se iban a trasladar a décadas atrás, cuando ese mismo espacio fue testigo de tantos acontecimientos sociales de relevancia social.
¿Qué puede salir mal si citas en El Campello, entre otros, elementos tan arraigados a la tierra como el tabal y la dolçaina, la música (con referencia directa a las bandas L’Avanç y La Nova), la Iglesia de Santa Teresa, el bar “Central” (que regentaban sus abuelos), el engalanamiento de calles y plazas para dar colorido a la fiesta, la jornada dedicada a las compras en comercios tradicionales para avituallarse de viandas y bebidas llegadas las fechas, los preparativos para las danzas tradicionales, o los puestos de turrones y mazapanes?
Todo a pedir de boca, con la gente absolutamente entregada mientras se agolpaban en sus mentes recuerdos especiales y añorados, como las sesiones de lanzamiento al aire de globos de papel (ahora prohibidos), la costumbre de estrenar ropa y zapatos por fiestas, la ofrenda floral, la, preparación de las carrozas, el lanzamiento de cohetes borrachos (ahora prohibido), las animadas tardes preparando disfraces… Un paso atrás a la infancia de muchos y muchas, emocionados cuando Inmaculada citó a “Los Casimiro” (sus abuelos Marita y Casimiro), que regentaban uno de los bares más populares de El Campello (en la misma plaza), y que jamás olvidaban aprovisionarse de género porque sabían que, cuando el resto se divertía, ellos tenían más trabajo que nunca y había que estar ahí, obligados además a contratar a camareros para contento de todos.
Inmaculada Baeza, Inma, hizo un guiño a todo el mundo, y no se olvidó de destacar la importancia de la participación de la mujer en la fiesta, el nacimiento de la Junta Festera, su participación activa en los Moros y Cristianos desde la temprana edad de dos años en la comparsa Marinos, de la que dio el salto a Moros de L’Alacantí (ya desaparecida), hasta recalar en Jaume I, donde sigue fiel a la fiesta.
La pregonera de este año vio nacer la fiesta, el desembarco moro, las embajadas desde la primera a la última (siempre en valenciano), y ha colaborado en todo lo que ha podido, dando fe de su activa participación en lo que a mantenimiento de tradiciones se refiere, lo que justifica plenamente que colabore con el Corpus, la Fireta de Sant Jaume, la Comisión 9 d’Octubre, el Jaumet y las danzas. “No puedo faltar para organizar, colaborar, trabajar y aportar mi experiencia”, dijo ante el reconocimiento generalizado.
Y si de tradiciones hablamos, el pregón finalizó como marcan esas normas no escritas que perduran y perdurarán por siempre: “Pueblo de El Campello: os invito a vivir nuestras fiestas con pasión y armonía. Miremos hacia atrás y pensemos en lo que hemos conseguido hasta ahora con unión y trabajo… ¡Que comiencen las fiestas!”.
MOMENTOS Y SENSACIONES
El encargado de presentar a la pregonera fue el alcalde, Juanjo Berenguer, que centró su intervención en resaltar los valores humanos y personales que rodean a Inmaculada Baeza, “una mujer muy vinculada a los Moros y Cristianos, en los que participa desde cuando ni siquiera existían oficialmente esas fiestas como tales”.
El primer edil señaló que “todo está ya preparado para dejar bien claro que las fiestas de Moros y Cristianos se celebran un año más en El Campello con el entusiasmo de siempre, la hospitalidad que nos caracteriza y la diversión por estandarte común… Llegan días de momentos, de sensaciones, de encuentros y de diversión… Días de fiesta en definitiva, que aprovechamos para pasar buenos ratos con familiares y amigos, para olvidarnos un poco de los problemas que todos tenemos, y también para recordar a los que ya no están con nosotros”.
Por su parte, la presidenta de la Junta Festera de Moros y Cristianos, Marga Sebastià, intervino para enfatizar que “las fiestas son la justificación perfecta para que familiares y amigos se reencuentren cada año, incluso los que no están presentes pero sí en nuestro corazón. Cuando llega el 12 de octubre, el pueblo se llena, y los visitantes tienen la oportunidad de divertirse con todos y cada uno de los actos preparados con tanta pasión e ilusión