En plena pandemia, la tasa de absentismo en la Comunidad Valenciana se disparó hasta el 9,6%, la más alta del país

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Updated: diciembre 10, 2020
  • El pasado año 2019 la tasa de absentismo alcanzó al 4,8% en la autonomía valenciana (5,5% en España), siendo entonces la quinta tasa más reducida del país. Pero con la irrupción de la Covid-19, esta tasa se disparó hasta el 9,6% en el segundo trimestre de 2020, debido en gran parte al aumento de las horas perdidas por Incapacidad Temporal. No solo es una tasa superior a la alcanzada a nivel nacional (8,9%) sino que es la más elevada entre todas las autonomías (junto con la de Canarias).
  • En 2019, diez autonomías exhibieron su mayor tasa de absentismo desde el año 2000, otras tres incrementaron su tasa sin alcanzar máximos históricos -Cantabria, Cataluña y la Comunidad Valenciana- y otras cuatro redujeron o mantuvieron igual su tasa de absentismo -Baleares, Castilla y León, la Comunidad de Madrid y La Rioja-.
  • Pero la tasa de absentismo dio un salto en todas las autonomías en la primera mitad de 2020 debido a la irrupción del coronavirus, y todas alcanzaron su respectivo máximo histórico. Las tres más elevadas corresponden a la Comunidad Valenciana, Canarias (9,6% para ambas) y el País Vasco (9,5%). La tasa más baja ha correspondido a Extremadura (5,6%).
  • Si nos centramos solo en las horas que componen una jornada laboral efectiva (determinantes en el establecimiento de la tasa de absentismo), encontramos que la duración de la jornada efectiva es muy distinta en unas y otras autonomías españolas. Así, hay diferencias de hasta 114 horas anuales en la jornada pactada efectiva media de las distintas autonomías, equivalente a 14 días de trabajo. Con la pandemia, esa brecha se ha ampliado hasta 319 horas entre autonomías.
  • En el caso valenciano, estas horas se corresponden con 1.609 horas anuales. La cifra media nacional se fija en 1.630 horas anuales, la máxima se registra en Canarias (1.688 horas) y la mínima en Extremadura (1.574 horas anuales por asalariado). Con la llegada del coronavirus, la jornada en la Comunidad Valenciana queda en 1.382 horas.

­­­­­­­­­Valencia, 10 de diciembre de 2020.– El absentismo es un fenómeno social, económico y laboral que afecta de manera directa a nuestra sociedad y a nuestro sistema productivo y sanitario. Por señalar un ejemplo gráfico, en los últimos tres años, se han perdido, cada mes, más de 100 millones de horas de trabajo.

La importancia de este fenómeno y el compromiso adquirido por el Adecco Group Institute, el centro de estudios y divulgación del Grupo Adecco, con su análisis y prevención, nos ha llevado a publicar por noveno año consecutivo nuestro Informe Adecco sobre Empresa saludable y gestión del Absentismo.

Este informe tiene la vocación de analizar periódicamente, no solo las cifras de este fenómeno en nuestro país y su entorno comparable, sino también abordar de manera sucesiva el estudio de todas aquellas manifestaciones que nos ayuden en la prevención, gestión y, en su caso, adecuado control del absentismo. En esta edición se adelantan los primeros datos sobre el efecto de la pandemia en nuestros lugares de trabajo.

En efecto, la Covid-19 nos ha traído unos efectos devastadores desde el punto de vista sanitario, social y económico, y sigue dificultando por sus rebrotes cualquier análisis y previsiones sobre escenarios y modelos de gestión en las organizaciones. Pero algunos datos son claros ya: en el segundo trimestre de 2020, la pandemia ha provocado que la tasa de absentismo en España se dispare hasta el 8,9%, un máximo histórico (en 2019 alcanzó al 5,5%, que era la más elevada de los últimos 20 años).

La volatilidad de la Covid-19 no sólo nos ha llevado al cambio en el orden de las preocupaciones de la salud laboral de las personas trabajadoras, también ha afectado a las contingencias comunes y a las profesionales. Las bajas de más de un año por enfermedad común se han disparado un 27% y la crisis sanitaria lleva a un coste de las ausencias de 8.000 millones de euros, según cifras del gobierno.

Por otro lado, nos encontramos con una importante reducción de los accidentes de trabajo, tanto en número (124.975 accidentes menos de enero a septiembre de 2020) como en índices de incidencia (214,4 frente al 279,9 de 2019), pero el impacto del coronavirus ha incrementado las cifras de accidentes mortales en un 8%.

En el caso de la Comunidad Valenciana, la tasa de absentismo ha alcanzado en el segundo trimestre de 2020 el 9,6%, la tasa más elevada del país.

¿Qué se considera absentismo?

Para entender bien en qué consiste el fenómeno del absentismo, es necesario explicar qué ausencias computan como tal en su cálculo. Pese al interés que despierta el estudio del absentismo, no existe una definición unánime del mismo. Como aproximación inicial, la Real Academia Española define el “absentismo” como la “abstención deliberada de acudir al lugar donde se cumple una obligación”.

Hay un cierto consenso en la literatura económica en cuanto a entender el absentismo como la ausencia de una persona de su puesto de trabajo en horas que correspondan a un día laborable, dentro de la jornada legal de trabajo. Partiendo de esa base, es clara la distinción entre absentismo y otro fenómeno igualmente pernicioso: el presentismo. Este último puede definirse como el comportamiento consistente en acudir al puesto de trabajo dedicando el tiempo a otros quehaceres no relacionados con el propio puesto de trabajo ni con la empresa.

La información desagregada del tiempo de trabajo permite calcular las horas pactadas efectivas mensuales. Este concepto surge de sumar, en primer lugar, las horas pactadas (en convenios colectivos o contratos de trabajo) con las horas extraordinarias que eventualmente se hubieran realizado. A ese total hay que restarle las horas no trabajadas por vacaciones y días festivos, y también las horas no trabajadas por Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (en adelante, ERTEs). El resultado son las horas pactadas efectivas.

Además de las horas de trabajo que se pierden por vacaciones y días festivos y de los ERTES, hay muchos otros motivos que provocan pérdidas ocasionales y que sí se consideran absentismo. El más importante de esos motivos es el de la Incapacidad Temporal (IT; enfermedad común). El absentismo es el conjunto de horas no trabajadas por motivos ocasionales.

Erróneamente, muchas veces se equipara el absentismo con faltas injustificadas. Aunque estas últimas son una parte del absentismo, no son la porción más importante. También se incluyen dentro del absentismo, por ejemplo, las horas no trabajadas por maternidad, por permisos remunerados y por conflictividad laboral. Así, tenemos que:

La jornada laboral en las distintas autonomías

Todas las comunidades autónomas registran una reducción, más o menos paralela, tanto de las horas pactadas como de las horas pactadas efectivas. Pero hay claros matices: la magnitud de la reducción no es la misma en cada autonomía y también ha habido algunos aumentos puntuales.

Comparando los datos de 2000 y 2019, se encuentra que las mayores reducciones de las horas pactadas efectivas se registraron en Extremadura (-10%, lo que equivale a un recorte de 176 horas anuales por trabajador), Castilla-La Mancha (descenso del 9,4%; reducción de 165 horas/año) y La Rioja (disminución de un 8,8%, por el recorte de 154 horas anuales).

En el extremo contrario, los descensos más moderados de las horas pactadas efectivas, siempre entre 2000 y 2019, ocurrieron en Canarias (una caída de un 4,7%, porcentaje que equivale a 84 horas), Baleares (retroceso de un 5,3%; 94 horas menos por trabajador y año) y la Comunidad de Madrid (decremento de un 5,6%, que equivale a 100 horas anuales menos).

La duración de la jornada efectiva es muy distinta en unas y otras regiones españolas. Los datos de 2019 nos dicen que hay diferencias de hasta 114 horas anuales en la jornada pactada efectiva media de las distintas autonomías. Diferencia máxima que, considerando una jornada completa de 8 horas diarias, equivale a 14 días de trabajo.

En tres comunidades autónomas, las horas pactadas efectivas anuales superan las 1.650. Son los casos de Canarias (1.688 horas anuales por asalariado), la Comunidad de Madrid (1.674 horas/año) y Baleares (1.673 horas por año). En la situación contraria, aparecen cinco autonomías con menos de 1.600 horas pactadas efectivas por año: Extremadura (1.574 horas anuales por asalariado), Andalucía (1.593 horas anuales), La Rioja (1.594 horas/año), el País Vasco (1.595 horas/año) y Castilla-La Mancha (1.598 horas).

La Comunidad Valenciana se encuentra en la parte media de la tabla con 1.609 horas efectivas pactadas al año, por debajo de la media nacional (1.630 horas).

Los datos del primer semestre de 2020 muestran un desplome generalizado en las horas pactadas efectivas, hecho que se explica por el incremento extraordinario de las horas no trabajadas por ERTEs, horas que, como vimos unas páginas más atrás, se deducen de la jornada pactada para poder calcular las horas pactadas efectivas.

Otro efecto del aumento de los ERTEs en la primera mitad de 2020 es que se incrementó la disparidad entre las jornadas pactadas efectivas de las diferentes autonomías. Si en 2019 la brecha máxima era de 114 horas/año (que ocurría entre Canarias y Extremadura), en el segundo trimestre de 2020 la diferencia se multiplicó hasta 319 horas anualizadas.

Los dos archipiélagos, que se contaban entre las tres regiones con jornadas pactadas efectivas más prolongadas, en el segundo trimestre pasaron a tener las jornadas más reducidas, por ser las dos autonomías con mayor número de horas perdidas por ERTEs. En Baleares, la jornada pactada efectiva disminuyó hasta 1.155 horas anualizadas, de media, por asalariado, al tiempo que en Canarias bajó hasta 1.214 horas. La comunidad con mayor jornada pactada efectiva en el segundo trimestre de 2020 fue la Región de Murcia, con 1.474 horas anualizadas. En la Comunidad Valenciana, la jornada ha quedado ahora en 1.382 horas.  

El absentismo por autonomías: Com. Valenciana, la tasa más alta

Entre los años 2000 y 2019, se registra una tendencia ascendente en las horas no trabajadas por absentismo en 16 autonomías. Solo hay una única región que se ha mantenido al margen de ese movimiento al alza y es Cantabria, donde las horas perdidas por absentismo disminuyeron un 5,1% entre dichos años (caída que equivale a casi 5 horas de absentismo menos por año y asalariado).

Entre las dieciséis comunidades en las que las horas no trabajadas por absentismo se incrementaron, sobresalen los casos de Andalucía (con un incremento de un 164% desde el 2000, por lo que en 2019 sumó 39 horas no trabajadas por absentismo más, por año y trabajador), Castilla-La Mancha (subida de un 141%; las horas perdidas por absentismo crecieron en 44 por año) y Galicia (+80%, que equivale a 46 horas más de absentismo por trabajador y año que en 2000).

El caso contrario, con los aumentos más moderados, viene representado por Asturias (región en la que las horas perdidas por absentismo se incrementaron un 5,5% o 5 horas y media, siempre entre 2000 y 2019), Cataluña (con una subida de un 5,7%, equivalente también a 5 horas y media) y la Comunidad Valenciana (aunque con un alza significativa, de un 13,6% o 9 horas perdidas más por año y trabajador).

La pandemia hizo que aumentara el absentismo por un cúmulo de motivos, como el incremento de las horas perdidas por IT, permisos, etc. Cuando comparamos las horas de absentismo de 2019 con las del segundo trimestre de 2020, vemos que estas subieron en todas las autonomías, con la única excepción del País Vasco.

Comparando el dato de 2019 con el anualizado del segundo trimestre de 2020 se observa que Baleares experimentó el incremento más marcado: +147%, hasta llegar a 106 horas anualizadas por trabajador. Las otras tres autonomías donde más se incrementó el número de horas perdidas por absentismo en el segundo trimestre del año fueron la Comunidad Valenciana (+70%, hasta 133 horas anualizadas), Andalucía (+63%, llegando a 103 horas anualizadas de absentismo) y Cantabria (+54%; 132 horas).

El País Vasco es, como se ha señalado, la única región que logró una reducción, en parte facilitada porque era la que tenía la mayor cantidad de horas perdidas de absentismo, que bajaron desde 147 hasta 130 (-11,8%). Los incrementos más suaves correspondieron a Aragón (+7,3%, hasta 114 horas anualizadas) y Extremadura (+9,3%, colocándose en 81 horas). De media en España se ha pasado de 91 a 398 horas perdidas por absentismo, año y persona.

No hay un único factor que explique la diferente magnitud del aumento de las horas no trabajadas por absentismo con la pandemia. Por ejemplo, los resultados dependieron de la incidencia de la pandemia (tanto en lo referido al número de contagiados, como al número de convivientes que debieron guardar cuarentena), del grado de disrupción en la actividad normal de los diferentes empresas y sectores, de la posibilidad de teletrabajar, etc.

Centrándonos en la tasa de absentismo, todas las comunidades autónomas registraron un aumento de sus respectivas tasas de absentismo entre 2000 y 2019. Los incrementos más marcados correspondieron a Galicia (+3 puntos porcentuales), Castilla-La Mancha (+2,9 p.p.) y el País Vasco (+2,8 p.p.). Por el contrario, los aumentos más moderados se registraron en Cantabria (apenas +0,1 p.p.), Cataluña (+0,7 p.p.) y el Principado de Asturias (+0,8 p.p.).

Diez autonomías exhibieron en 2019 su mayor tasa de absentismo desde el año 2000. Específicamente, Andalucía, Aragón, Asturias, Canarias, Castilla-La Mancha, Extremadura, Galicia, la Región de Murcia, Navarra y País Vasco mostraron el año pasado la mayor proporción de absentismo de los últimos 20 años. Las dos autonomías mencionadas en último término son las que presentaron, además, las tasas de absentismo más altas entre todas las regiones españolas durante el año pasado: 6,9% en el caso navarro y 9,2% en el vasco.

Las restantes siete comunidades autónomas se pueden agrupar en dos situaciones distintas. Por un lado, se encuentran las que, sin haber llegado al máximo, en 2019 incrementaron su tasa de absentismo respecto al año anterior: Cantabria, Cataluña y la Comunidad Valenciana.

Por otro lado, se agrupan las autonomías que redujeron o mantuvieron igual la tasa de absentismo con relación a 2018. Entre estas últimas, Baleares y la Comunidad de Madrid muestran una proporción de horas perdidas por absentismo prácticamente estabilizada en los últimos cuatro y cinco años, respectivamente. Por su parte, Castilla y León presenta su menor tasa de absentismo en tres años (5,8%) y La Rioja, el mejor registro desde 2009 (5%). Baleares destacó por ser la única comunidad en donde la tasa de absentismo fue inferior al 3% en 2019.

Esta variable dio un salto en todas las autonomías en la primera mitad de 2020. La situación extraordinaria provocada por la pandemia de coronavirus, derivó en que todas las autonomías alcanzaran su respectivo máximo histórico en lo referido a tasa de absentismo. Eso se explica no solo por el aumento de las horas perdidas por absentismo, sino también por la reducción de la jornada pactada efectiva, que disminuyó por la amplia aplicación de ERTEs.

Las tres tasas de absentismo más elevadas corresponden a la Comunidad Valenciana, Canarias (9,6% en ambos casos) y el País Vasco (9,5%). En la situación opuesta, solo hay dos regiones en donde la tasa de absentismo ha permanecido por debajo del 7%; la Comunidad de Madrid (6,9%) y Extremadura (5,6%).