BALANCE VICENTE ARQUES – La Diputación de Alicante: dos años sin rumbo
Han pasado ya dos años desde que el Partido Popular asumiera la presidencia de la Diputación de Alicante. Y lo cierto es que cuesta encontrar alguna medida de calado que haya mejorado realmente la vida de quienes vivimos en esta provincia. La sensación generalizada es de parálisis. De un gobierno sin ambición, desconectado de las verdaderas necesidades del territorio, que solo reacciona cuando se le presiona públicamente.
Durante este tiempo, lo que se ha evidenciado no es solo la falta de un proyecto de provincia, sino una preocupante dejación de funciones. Especialmente grave es el abandono que sufren los municipios de menor población, aquellos que más necesitan del apoyo de la institución provincial y que, sin embargo, siguen esperando respuestas que no llegan.
Los planes provinciales, que deberían actuar como palancas de desarrollo, se han convertido en el gran fracaso de esta legislatura. El Plan Planifica sigue estancado, con una ejecución mínima, y el Plan +Cerca ha visto recortadas sus partidas para cubrir gasto corriente, perdiendo así su vocación inversora. Un ejemplo claro lo encontramos en la comarca de La Muntanya, donde las ayudas han caído un 87 % entre 2023 y 2025, pasando de 8,2 millones de euros a apenas 1,1 millones. Un agravio comparativo que castiga directamente a los municipios más vulnerables.
A esta falta de ejecución se suma la ineficacia en la gestión de subvenciones. A día de hoy, hay más de dos millones de euros en ayudas —para ferias, modernización de mercados, promoción económica o agricultura— que siguen sin resolverse, a pesar de que el plazo finalizó hace más de medio año. Esta demora obliga a muchos ayuntamientos a adelantar fondos propios o, directamente, a renunciar a la actividad. Un ejemplo más de la falta de agilidad y compromiso de la Diputación con el municipalismo real. Lo más preocupante, sin embargo, es la actitud reactiva del equipo de gobierno. El presidente Toni Pérez solo actúa cuando desde el PSPV o desde los propios ayuntamientos se le fuerza a hacerlo. El caso del Plan +Cerca es significativo: no se reactivó hasta que los socialistas lo reclamamos públicamente. Algo similar ocurrió con el parque de bomberos de Villena, que funcionaba con solo dos efectivos cuando se requieren cinco. Solo tras nuestra denuncia se adoptaron medidas mínimas. Así funciona la Diputación: tarde, mal y siempre bajo presión.
Mientras tanto, los municipios de menor población deben seguir solicitando subvenciones para servicios básicos o asumir costes que, por justicia institucional, debería cubrir la propia Diputación. Todo ello contrasta con la situación de las grandes ciudades — Alicante, Elche o Benidorm, todas gobernadas por el Partido Popular—, que siguen concentrando los grandes proyectos y las mayores partidas presupuestarias.
La Diputación no puede seguir siendo una institución de escaparate, ni estar exclusivamente al servicio de la burocracia del PP. Desde el PSPV venimos proponiendo una alternativa: una Diputación más eficaz, más cercana, más moderna. Una institución que acompañe a los municipios con criterios justos, sin clientelismo, que cumpla los plazos y que ponga realmente en el centro de su acción a los municipios de menor población.
No es una cuestión de complejidad, sino de voluntad política. Y tras dos años de mandato, ha quedado claro que en el actual equipo provincial esa voluntad no existe. Lo que toca ahora es exigir un cambio de rumbo. Si no lo hacemos, corremos el riesgo de perder otros dos años para toda la provincia.
Porque gobernar no es solo firmar convenios ni reeditar viejos planes con nuevos nombres. Gobernar es decidir, tener visión, empatía y coraje para cambiar las cosas. Y eso, lamentablemente, ha brillado por su ausencia en estos dos años de legislatura.
Vicente Arques