Homenaje a las Mujeres Pioneras en política

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Updated: abril 3, 2019

Este reconocimiento fue otorgado en la sesión plenaria celebrada el 26 de noviembre de 2018 en la que se decidió otorgar la denominación de viales públicos en el término municipal a una serie de «mujeres pioneras en la política santjoanera, alicantina, valenciana y española», que llevaron el mandato constitucional de la igualdad entre mujeres y hombres a la actividad política.

Las calles elegidas para nombrar son las resultantes del sector urbanístico SUP 11. Para estas calles se propuso las figuras de la primera ministra de cultura del Gobierno tras la Constitución Española y 1ª Defensora del pueblo Soledad Becerril, que militó en las filas de UCD y el PP y que además fue Defensora del Pueblo hasta el pasado 2017; la primera ministra valenciana, la recientemente fallecida exministra de cultura Carmen Alborch; la primera Ministra alicantina, la benidormí Leire Pajín; la primera Consellera de la Generalitat Valenciana, la independiente Amparo Cabanes; la primera mujer candidata a la Alcaldía de Sant Joan, Mª Carmen Pastor y la primera Diputada Provincial santjoanera, María José González Mira.

Tendrá lugar en el salón de actos del Centro Municipal de mayores de Sant Joan el próximo viernes 5 a las 19h.

Asimismo, en la sesión plenaria que tendrá lugar esta tarde, se presentará una propuesta para nueva denominación de viales para aprobación por el pleno municipal.

El expediente para otorgar el nombre de una persona a un vial o espacio público a nombre de una persona está regulado en el vigente REGLAMENTO DE PROTOCOLO, CEREMONIAL Y HONORES, aprobado por el Ayuntamiento Pleno en sesión de fecha 16 de Junio de 2016 y que determina en su artículo 5o que “son distinciones al mérito personal las tramitadas en agradecimiento, recuerdo u homenaje a personas”.

Las mujeres cuya trayectoria se pretende distinguir son: Dña. Francisca Aguirre Benito y Dña. Manuela Pérez de Vekios.

 

Dña.Francisca Aguirre Benito ( Alicante 1930…). Se formó de manera autodidacta, aprendiendo de sus padres en la infancia y leyendo incansablemente en su adolescencia. Al finalizar la Guerra Civil se tuvo que ir exiliada a Francia con su familia. Con quince años tuvo que empezar a trabajar de telefonista. En esta época, se refugia más que nunca en la lectura, intentando alejarse de la terrible realidad que le rodeaba. En los años cincuenta comenzó a frecuentar las tertulias del Ateneo de Madrid y el Café Gijón donde se relacionó con escritores y poetas como Luis Rosales, Gerardo Diego, Miguel Delibes, Antonio Buero Vallejo, Julio Cortázar, Juan Rulfo…En aquel ambiente literario conoció al poeta Félix Grande con quien se casó en 1963. Según cuenta, su casa era conocida como la «embajada de Argentina y Perú» debido a las visitas de intelectuales que recibían. Vivió la militancia política y el mayo del 68. Su hija es la poeta Guadalupe Grande, heredera de su pasión por la escritura y la literatura. A partir de 1971, trabajó en el Instituto de Cultura Hispánica, ejerciendo de secretaria de Luis Rosales, hasta su jubilación en 1994.

Francisca Aguirre empezó a escribir en la adolescencia. Con veinte años ya leía a Pablo Neruda, Miguel Hernández y Vicente Aleixandre. Leyó clandestinamente algunos poemas de Antonio Machado, Blas de Otero y José Hierro. Cuando llegó a sus manos una traducción del poema de Constantino Kavafis, Esperando a los bárbaros, fue una revolución para ella. Según manifestó a cerca de ese momento, «Quemé las cinco carpetas que tenía con mis anteriores trabajos y empecé con Ítaca». Tardó seis años en finalizar lo que sería su ópera prima, que se publicó en 1972 y por el que recibió el premio de poesía Leopoldo Panero el año anterior. En este poemario dio voz a las mujeres de la posguerra y a las personas silenciadas. El origen de esta obra nació ante la necesidad de contar la «odisea de Penélope», narrando así, en contraste con las vivencias de Ulises, la historia cotidiana de las mujeres como «aventureras del infortunio» que siempre han faltado en la Odisea. En 1976 publicó el poemario Trescientos escalones, dedicado a su padre y por el que le concedieron el Premio Ciudad de Irún ese mismo año.

Dos años después publicó La otra música, completando esta primera etapa de su obra. Pasaron diecisiete años hasta que volvió a publicar dos libros en prosa, en 1995ː Que planche Rosa Luxemburgo, de narraciones breves y las memorias Espejito, espejito. Posteriormente, Ensayo general (1996) y Pavana del desasosiego (1999) fueron los poemarios que publicó. Finalmente, en el año 2000, publicó Ensayo general. Poesía completa, 1966-2000, donde se recoge toda su obra poética publicada hasta esa fecha. Tras un período de seis años, volvió a publicar varios libros de poesíaː La herida absurda (2006) y Nanas para dormir desperdicios (2007). En 2010 obtuvo el Premio Miguel Hernández con su poemario Historia de una anatomía, obra con la que ganó en 2011 el Premio Nacional de Poesía. Ese año publicó Los maestros cantores y en 2012 Conversaciones con mi animal de compañía. Su poesía ha sido traducida al inglés, francés, italiano, portugués y valenciano.

Ha sido distinguida con los siguientes premios y honores:

  • Premio Leopoldo Panero, 1971
  • Premio Ciudad de Irún, 1976
  • Premio Galiana, 1994
  • Premio Esquío, 1995
  • Premio María Isabel Fernández Simal, 1998
  • Premio de la crítica valenciana al conjunto de su obra, 2001
  • Premio Alfons el Magnànim, 2007
  • Premio de poesía «Real Sitio y Villa de Aranjuez» 2009
  • Premio Internacional Miguel Hernández, 2010
  • Premio Nacional de Poesía, 2011
  • Hija predilecta de Alicante en 2012
  • Premio Nacional de las Letras Españolas, 2018.

 

Dña. Manuela Pérez de Vekios (1929- 2017) fue la primera mujer médica que trabajó en el Hospital General Universitario de Alicante en 1974. Empezó su vinculación con la sanidad como practicante y matrona, y posteriormente estudió Medicina en Salamanca y Pediatría en París. Ejerció como pediatra en la zona de Bilbao y se convirtió en médico de la Marina en la Naviera Aznar, una profesión muy masculinizada. En los años 60, trabajó como médica rural e indigenista controlando epidemias en Venezuela y Brasil, estudió Medicina Tropical especializándose en anestesiología.

A su regreso a España en 1974 empezó su carrera como Anestesista en Alicante y se comprometió con la lucha por los derechos laborales y los derechos de la mujer. Participó en la elaboración del Primer Plan para la Igualdad de Oportunidades de las Mujeres (1988-1990), una estrategia política para mejorar la situación social de las mujeres. Quienes la conocieron, la definieron como una mujer muy luchadora y feminista y como símbolo de todas las profesionales que han luchado para lograr la sanidad pública y universal que tenemos en la actualidad, mujeres que con mucho trabajo, mucho sacrificio, mucha voluntad y también muchas renuncias, han abierto caminos por los que hoy pueden transitar mujeres más jóvenes, caminos de igualdad, porque pese a las dificultades han dado lo mejor de ellas mismas a la sanidad pública.